Ahora
cierren los ojos: están volando conmigo hacia la hermosisima tierra de Sicilia.
Ustedes
deben saber que tenemos en Italia, y sobre todo en Sicilia, una tradición muy
importante y antigua: la costumbre de contar historias con cantos, instrumentos
musicales y dibujos.
Ésta es la tradición de los juglares, que nosotros
llamamos “cantahistorias”: artistas que van de una ciudad a la otra con sus
historias, poemas y cuentos.
En las plazas de las ciudades, frente a la gente que los escucha, empiezan
a contar cantando asuntos reales, hechos antiguos, poemas populares, hasta los
grandes poemas épicos, acompañándose con la guitarra y con carteles donde está
dibujada, de manera muy clara, toda la historia que van a contar.
El cantahistorias va contando, cantando y explicando los dibujos.
En los siglos pasados los cantahistorias eran el único medio cultural entre
el pueblo que no sabía leer ni escribir y la poesía, la literatura y los
acontecimientos históricos.
Contaban historias verdaderas que era importante que todo el pueblo
conociera, pero que a fuerza de contarlas se volvían en leyenda.
Era una
contra-informacion fantástica.
El
cantahistorias utilizaba, y todavía utiliza, la técnica narrativa típica de la
tragedia griega.
Gritaba, lloraba y a veces era acompañado por
un coro de mujeres.
Una de las
leyendas más conocidas, fundada en un hecho que ocurrió verdaderamente y que
impresionó y turbó profundamente la opinión pública de la época por su
crueldad, es la triste historia de la baronesa de Carini.
La balada
empieza así:
“ Chianci
Palermu, chianci Siracusa
a Carini c’è
lu lutto in ogni casa! “
( Llora
Palermo, llora Siracusa
a Carini;
¡hay luto en todas las casas! )
Carini es un
pequeño pueblo, muy antiguo, cerca de Palermo. Todas las casas están alrededor
del castillo, ubicado arriba de una roca escarpada, que por un solo lado se
asoma al mar.
Los
protagonistas principales de la historia son el Conde Don Césare Lanza y su
bella hija Laura ( o Caterina, el nombre no es seguro ) Lanza.
Estamos en
el año 1563.
Unos años
antes, el Conde había obligado a la hija, que tenía sólo 14 anos, a casarse por
razones de interés económico con el Barón Vincenzo La Grua de Carini, el dueño
del castillo.
Entonces Laura
se convierte en la Baronesa de Carini.
La muchacha
está siempre sola con algunas sirvientas en el grande y frío castillo, porque
sus padres viven en Palermo y su esposo, al que ella no ama, que le da miedo y
que es mucho más viejo de ella, está siempre viajando por negocios.
Un día llega
a Carini, donde posee tierra y campos, el joven y muy atractivo Don Ludovico
Vernagallo. Don Ludovico y la Baronesa ambos jóvenes, coetáneos, se encuentran y se enamoran perdidamente.
Pero están desesperados porque saben que es un amor imposible.
Con la ayuda de
una anciana sirvienta, los dos enamorados se encuentran en la noche en el
parque del castillo para llorar, hablar, y tratar de decidir qué hacer.
Desafortunadamente,
una noche, el cura del pueblo, sospechoso, celoso de Laura y envidioso de
Ludovico, los descubre juntos.
Al día
siguiente, el malvado cura se hace recibir por Laura en el salón del castillo y
la amenaza con que si ella no acepta ser su amante, el irá a contarle todo a su
padre.
La muchacha
lo rechaza disgustada y el cura sale del castillo rabioso y gritando palabras
de venganza.
Esa misma
noche, el cura parte por Palermo para contar todo al padre de Laura.
Cuando se
enteró de lo que había ocurrido (el cura naturalmente no habló de su papel en
la cuestión), Don Cesare se puso furibundo por la ofensa a su honor infligida
por la hija.
De inmediato
decide partir con sus soldados para matar a la hija y vengar el honor manchado.
Intentemos
de ver la escena con nuestros propios ojos:
He ahí a
Laura, junto a la ventana, viendo llegar a la caballería, piensa entonces, llena
de miedo:
“ Chistu è
me patri ca vini pi’ mia! “
( Ése es mi
padre que viene por mí )
Otra escena:
la puerta
del salon se abre de par en par e irrumpe el padre con la espada desnuda.
La hija
pregunta:
“ Signuri
patri, chi vinisti a fari? “
(Señor
padre, ¿ que vino usted a hacer aquí?)
Y el padre
contesta:
“ Signura
figghia, vi vinu mazzari”
( Señora
hija, he venido a matarla)
Al primer
golpe de espada en la garganta, la mujer cayó y con la mano mojada de sangre
dejó una huella roja en la pared. Al segundo golpe la mujer murió.
Don Ludovico tuvo que escapar de Carini y perdió todas sus tierras, que
pasaron a ser propiedad del Barón de Carini.
El pueblo
lloró a la pobre baronesa por mucho tiempo.
La gente de
Carini hoy todavía cuenta que todos los años, en el aniversario del crimen, la
huella de Laura en la pared del castillo sigue sangrando y se oyen sus lamentos
por el amor perdido y por la vida cortada tan repentinamente.
Este
asesinato impresionó mucho la gente del pueblo de Carini, que empezó a contarla
a todos lo que pasaban por allí.
Un poeta
anónimo le compuso un poema en dialecto siciliano, el cual fue cantado por los
cantahistorias a lo largo de los siglos, hasta que por fin, en la mitad del
siglo XVIII, fue traducido al italiano y al francés.
Todavia hoy
se sigue cantando
* Estudiante italiana de Español 3
CEPE-UNAM, México, D.F.
Escribe a la autora: Alessandra
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