Ventanas nórdicas
por Elvira
García-Sainz*
Bitácora
de otoño-invierno
2
de noviembre. El verde y amarillo de las hojas se tornó café, como de la
juventud se pasa a la madurez y a la renovación vital. Al recorrer las calles
de Oslo, esas hojas se mecían en el viento transparente, como lluvia que
después se han llevado las máquinas para despejar el camino. Así fue llegando
tambié lo que podemos llamar "la estación de las noches largas" en este rumbo
escandinavo.
El
fiordo de Oslo y los lagos de Estocolmo empiezan a mostrarse más libres de los
botes que, como los osos, prefieren hibernar. La navegación se vuelve fríamente
difícil. Conforme avanza el mes, la brisa va adquiriendo filo, los jardines
escarcha y el bosque su traje de gala, mientras se vislumbra el "como me ves te
verás" del fin de año: con esa blancura en las superficies. Son como elegías
escritas por la nieve, que empieza a poner notas nostálgicas al paisaje.
Desde
noviembre, el "México mágico" de Telma Gómez para mí fue como una metáfora de
esta parte del año, precisamente por la relación entre lo que nace, crece y se
transforma. Así puso por título la autora mexicana radicada en Noruega a su
altar, que fue instalado en el Museo de Historia de Oslo, en la zona cultural
de Karl Johans Gate.[1] Las distintas
imágenes y objetos sobre el culto a la vida y a la muerte son para mí la
incesante reconciliación de opuestos en muchos campos. Filosofía, cultura,
sociedad y religión sin tiempo se entremezclan alrededor del día de los Fieles
Difuntos, esta tradición de origen azteca que esta vez Telma dedicó a Frida
Kahlo. Los ciudadanos de gorro, gabardina y bicicleta, que se acostumbra portar
tanto aquí, vienen y observan una instalación sobre un suceso que va más allá
de un día.
¿Cómo
ven otros ojos nuestra tradición? Laila Naumann, de Estocolmo, reflexiona y
habla de este magnético "vínculo protector" en que se constituye la visión
prehispánica del camino al más allá. Esta celebración es un rito más familiar y
popular que solemne o protocolario –le digo–. Ella observa cómo los mexicanos
llevamos a un extremo sui-géneris el tratamiento del tema de la muerte, asunto
tan temido en las distintas culturas. Le llama la atención el espíritu de esta
costumbre, cómo se da la interacción de vivos y muertos incluso con alegría o
sentido del humor, y para ella los distintos elementos y la peculiar
convivencia en este día es un reconocimiento del legado de los seres queridos y
hace patente la admiración por ellos. Sin duda hay tambéin una gran carga
psicológica y de catarsis para los deudos en esta celebración, en esta especial
manera de recordar. Después, como etóloga, piensa en las mascotas perdidas. Me
acuerdo de las que tan felices nos hacen en casa, y con ternura, tambié,
recuerdo a Jacobo, el león vegetariano que murió de viejo en el zoológico de
Culiacán, Sinaloa,[2] tan hermoso
y querido punto cardinal mexicano...
Mediados
de noviembre. ¿Por dónde andaría Henrik Ibsen[3]
en días como estos de cero grados?, me pregunto mientras camino por estas
calles de la capital noruega. Lo imagino tomando chocolate cosmopolita en
cualquier Kaffebrenneriet, estos establecimientos tipo Starbucks pero para mí
más al gusto, y me topo con la imagen sentada afuera de su museo. Me parece que
se ve un tanto bajo de estatura. Vida Rozite, consejera del área de
investigación de bioenergía, proveniente de Latvia, me decía que algo raro
nota, asimismo, en las proporciones de las figuras en el Parque de las
Esculturas[4],
en Frognerparken, cuya creación inició Gustav Vigeland hace cien años. Las
121 figuras del monolito central muestran para mí una creciente necesidad por
alcanzar algo, con rostros de preocupación o de sentimientos difíciles. Yo
trato de imaginar a estos hombres y a estas mujeres, niños y niñas,
conviviendo, adaptándose a las duras condiciones climáticas de la región año
con año. Y con la palabra "Oslo" relaciono "oslacismo", que pudiera convertirse
en "ostracismo" cuando las personas se encierran mucho en sí mismos o en sus
actividades rutinarias, y puede ser en gran parte debido al entorno, creo,
aunque para mí es patente que están muy ocupados "haciendo dinero"; algo que
desde mucho antes aprendieron, y ahora lo siguen haciendo generación tras
generación, para mantener el ritmo de este país con seis años en el liderazgo
de los indicadores de bonanza económica y de calidad de vida. Esto me hace
pensar en que las condiciones extremas, frío o calor, pueden proyectar una
imagen similar en los rostros de quienes habitan los lugares donde prevalecen
esas condiciones, y forjar su reciedumbre. Será. Veo tanta gente pasar. Adoran
caminar aquí (¿que los autos son muy caros o realmente se cree que es un buen
hábito?). Presiento muy poco disgusto y cierto gusto por estar aquí para los
pobladores. Ya he oído decir que la gente se resiste a cambiar de residencia, y
prefieren disfrutar del halo protector de su cuna, y con esto se asemejan a los
troles en las postales, con su familia y alrededor del fuego.
Entro
a un café[5]
de centro comercial y veo muchas mesitas ocupadas por una persona. En los
Estados Unidos se pretende que los ciudadanos no viajen solos en coche. Lo
mismo podría proponerse aquí para no tomar café solos por decreto. Bueno,
solamente una que otra vez cuando sea estrictamente necesario... Con estas
mesitas de un solo comensal me parece que la comunicación es diferente aquí en
lo colectivo. Al momento pienso en lo rápido que una persona relata su propia
historia en Latinoamérica a un recién conocido en cualquier viaje o lugar
público; sobre todo lo hace la gente del norte de México, y lo mismo pasa con
la de otros países de Latinoamérica. Algunas personas aquí piensan que podrían
necesitarse diez o veinte años incluso para "conocer bien" a una persona. ¡Oh,
cuánto tiempo invierten los europeos para firmar la constancia de amistad
consolidada! Mas hay de todo, claro. Estas sólo son generalizaciones.
Dice
la poeta Ernestina Ypiz, en borgiano acento, que todo lugar es el mismo lugar.
En ciertos momentos me parece así. La naturaleza sigue siendo sabia. La gente
indudablemente sigue siendo humana como podría serlo en cualquier sitio. El
mercado está bien latente...
Sigo
recorriendo las 320 hectáreas del Parque de las Esculturas, hasta tener
enfrente la famosa columna que abunda en postales y páginas de información
turística y, luego, al ver al niño con rabieta me pregunto por qué lo eligieron
como uno de los símbolos de la capital noruega... No se vale, vamos a pensar que
los noruegos son bien hoscos. Llego al puente y me doy cuenta de que esta urbe
no es tan ruidosa como el DF. Para nada. Y tampoco nada de colas para tomar el
pesero.
De
acuerdo, la ciudad está invadida de monumentos. Personajes famosos o anónimos.
A mí me llama la atención cómo los creadores les pintaron ese verde y gris que
parece desecho de aves.
Si
lo viera Ibsen, ¿se quejaría tan reconocido dramaturgo de que haya un museo en
la península, mas con un par de drakkars, cuando se antoja ver toda una legión
de naves vikingas y sentir la fuerza de la leyenda como elemento de identidad
digno de presumir? Pienso que sería bueno ir a Bergen,[6]
considerada capital cultural de Noruega y buscar algunos souvenirs de los
dioses-líderes marinos.
Mejor
sigo caminando alrededor de Aker Brygge, la zona del muelle de Oslo. Hurgo en
las tiendas y en repentina ocurrencia yo no sé bien qué tienen los troles, la
verdad me parecen "horribles" pero qué populares son. Trato de hacerles
justicia enseguida, como iconos de historia y arte que son y configuran un
símbolo del imaginario tradicional. De inmediato los asocio con nuestra
occidental y norteña nariz y nuestros ojos, grandes para algunos habitantes del
centro y sur de México. Pensar que estos troles están por todas partes, y con
suerte los encuentras por unos veinte pesos o menos en Taxqueña.[7]
Imagino a Ibsen pagando las 30 coronas noruegas por el café en tazón y
desdeñando el simpático troll de más de 80 coronas, alrededor de 160 pesos, y
quisiera saber si a tan genial dramaturgo y retratista de las vocaciones
humanas le gustaban, asimismo, las hebillas en los zapatos y las trencitas en
los gorros y si no le daba un tanto de ternura ver al guardia real caminando
marcialmente y mostrando sus rutinas en la puerta del palacio, por oficio y
beneficio tambié cuando a estas temperaturas es una práctica saludable.
Se
va noviembre. Llega el horario de invierno. En estos ambientes escandinavos
puedes buscar un buen restaurante de comida hindú, italiana o decir no al
camarón crudo si no te apetece el sushi original. Y tomar este chocolate y el
pan con mermelada de fresa por unas 20 o 30 coronas más. Si alguien colecciona
recuerdos del "Jarro Café", dispóngase a soltar sus hundred por camiseta y
cachuca encargadas. Si andas con espíritu deportista, renta una bicicleta y te
cubres bien, que el tiempo no perdona y si no lo haces podrías parecer un
sabueso cazador en posición alerta como el de la escultura en una de las
galerías llenas de figurativismo y a lo más algunos arte-objeto que desean ser
contestatarios sin lograrlo en lo general. El arte, al menos en las galerías
"de calle", parece entonces más bien complaciente, le digo al pintor Carlos
Pérez Bucio, mexicano que reside en Francia. Y sé además que él no es llano ni
acostumbra preferencia por lo "bonito" a secas, sino más bien puede ser tan
para mí "desgarrador" en la imagen que sí, lo acepto, hay que ser muy valiente
para poner sus obras en el comedor. Por cierto quiero alcanzar a ver en México
su exposición en la colectiva del MUCA Roma. Cierra en enero y creo que alcanzo
a llegar...
Se
me ocurre que la violencia en el mundo real es de tinte devastador y es increíble
que lleguemos a percibirla de manera indolente. Baste pensar en las páginas de
nota roja de Culiacán, Tijuana o el DF[8],
que muestran la descarnada realidad. Aquí las portadas de periódicos me
asombran, pero por "decentes". Aparece la historia de éxito de las personas, de
algún empresario, a lo mucho la foto de la Spears por sus escándalos. En
interiores, puedes leer las opiniones de las mujeres en torno a las no muy
afortunadas declaraciones de la princesa sobre la igualdad de derechos. Y
detecto una ligera crítica al hecho de que declina usar su título mas obtiene
cierto "usufructo" social de él con sus actividades. En algo recuerdo las
condenas públicas a Marta de México[9]...
Fui
a una exposición y me tomé la foto en una silla con alas que se movían. tambié
hubo performance con aparatos ingeniosos, fotos y videos sobre visiones étnicas
y un hombre con ecléctica imagen india bailaba en el Museo de Arte de la misma
zona de Aker Brigge,[10]
mi favorita. Hay una búsqueda intensa y reconozco la inversión. Y ver estas
proyecciones de lo que están haciendo los artistas me sirve para valorar más la
calidad de la obra hispana de bajo costo. En la plaza comercial de la zona hay
librerías con textos sobre viajes, atlas, guías, novelas en noruego y en
inglés, tarjetas, tintas para impresoras y monos de peluche con la figura igual
a los de la portada de algunos libros. Oh, cómo he visto esa muñequita con
boquita de cruz; y yo que pensé que la Hello Kitty había pasado de moda. Está
en muchos lados, no sólo en la H y M sueca.
Viene
diciembre. Las tiendas empiezan a remover el aliento navideño que se expande
como el de los transeúntes. Me resigno a la presión del capitalismo en mezcla
con las temporadas... Tan lleva la delantera que si la izquierda se duerme más
quién sabe si pueda despertar a tiempo o al menos compartir responsabilidades.
Por un rato dejo descansar la mirada en la nieve de Sollentuna cuando escapo a
respirar por Estocolmo, llenando mis ojos admirados de las estaciones del tren
y las distintas poblaciones de casas con techos de dos o más aguas. Luego veo
cómo el bosque consiente a Xena en la gatuna connivencia de sus tres colores
con la alfombra blanca y pienso en la pureza de su alma tierna y tímida.
Días
después vuelvo al fiordo de Oslo, tan apreciado por mis caminatas, otra vez con
los ojos entre abiertos y cerrados por el invierno y la inspiración persiste en
querer lanzarme en un velero por ese brazo salado, al menos hasta la península
de Bygd∅y, y si se puede hasta Copenhague o más lejos. Aunque ya hay pocos
viajes por agua, y peor cuando se vuelve hielo, lo s. Pienso en la guía de
piratas que vi en las librerías junto a los sudokus, dinosaurios desplegables y
juegos del Monopolio... Oh, en este maremagno de imágenes y asociaciones, he
caído en la cuenta de que en México lo conocía como Turista Mundial. Y ahora
analizo: ¿cómo alguien podía comprar tantos hoteles y ser deportado tantas
veces? Ah, y cómo hay leyes antimonopolio ahora... Mas urge olvidar el consumismo
por un rato; mejor es mirar este lindo cielo despejado, luego gris, luego
oscuro ahora, cuando son las cuatro de la tarde y en una sombra larga larga ya
es casi noche... Lo dicen todos esos faros de coches y luminarias que pueblan
por doquier esta ciudad, rodeando estas casas en su mayoría de madera y
cristal, algunas similares a las de la colonia Condesa del DF, con altos
zaguanes y picaportes estilo victoriano... Entiendo un poco más de la
influencia europea de esos años.
Al
llegar me gustaba buscar la luna que se ponía frente al sol a mediodía. Ahora,
vemos amigablemente juntos los nuevos días con las buenas noches: oh, este
mundo escandinavo de medianoche a la vez de mediodía está tan lleno de
interesantes historias por contar. No bastan unos meses de visita. Sí que son
siglos de poética mirada del cielo transformándose en el trayecto de sus
versátiles miradas a estas tierras nórdicas.
Profesora de Español
Universidad Virtual, ITESM
CEM, Lenguaje, comunicación y lectura
elvira.garcia@invitados.itesm.mx
[1] Llamo "zona
cultural" al conjunto de edificios y establecimientos en la calle de Karl
Johans, que une el Palacio del Rey con el centro de Oslo, pasando por los
museos y galerías, las cercanías de la Catedral y "oficinas" para trabajar el
ocio después de un recorrido, como El Hard Rock Café, tiendas de ropa,
heladería o pastelería, que quedan frente a la plaza Jardín donde se encuentra
National Theater así como las estaciones de autobuses, el metro y trenes tanto
el ligero como los subterráneos. En esta misma área hay varios kioskos donde
encuentras diarios, chicles, muffins y otros artículos de consumo rápido.
[2] Sinaloa es
uno de los estados de México que se localiza en el noroeste del país, líder en
producción de alimentos y que cuenta con gran diversidad de aves. En esta
entidad nacieron los cantantes populares Pedro Infante y Lola Beltrán,
intrpretes de la canción ranchera o vernácula mexicana, además de Gilberto
Owen y Jos Limón, poeta uno de la generación de los contemporáneos y el otro
fundador de la tcnica que impulsó y dio personalidad internacional a la danza
contemporánea. En el mismo parque donde se encuentra el zoológico de Culiacán,
capital de Sinaloa se instaló por muchos años el meteorito (constituido por
materiales desconocidos en su tiempo) encontrado en América, que es el quinto
más grande del mundo, aunque no se ponen de acuerdo las instituciones en cuanto
a su peso, pues hablan de más de 19 toneladas, pero algunas llegan a informar
que pesa 27 (el Hoba West pesa 60 toneladas). Este meteorito, la mayor parte
férrico, fue localizado en el siglo XIX en Bacubirito, una población local.
Éste ahora se encuentra en las instalaciones del Centro de Ciencias de Sinaloa.
Creo que es digna la mención pues me parece interesante este tipo de fenómenos
geofísicos y quisiera saber qu tanto pudo un suceso así influir en el lugar
donde ocurrió... por ejemplo, mi amiga Carmen Evelia Sánchez, directora de
comunicación de dicho Centro le sigue ahora la pista a los resultados de la
investigación de una "anomalía geofísica" encontrada en La Reforma, Angostura,
un campo pesquero del centro-norte de Sinaloa, y aún no se determina oficialmente
si se trata de un meteorito, "dado que los elementos que se tienen hasta el
momento no son suficientes", pero se habla de zona magntica.
[4] El Parque de
las Esculturas, en Frogner, Oslo, es el mayor punto de inspiración de espacio
artístico urbano de la capital noruega.
[5] Los cafés.
Hablo de establecimientos tipo Starbucks. Me dice Emma Jiménez con razón: ¿No
será al revés?: "Starbucks se creó al estilo de estos más antiguos cafecitos
"konditori". En efecto.
[7] Taxqueña. En
esta zona al sur de la Ciudad de México se encuentra una de las terminales más
grandes de transporte público de esa metrópoli, por donde circulan miles de
usuarios cada día. En sus alrededores encuentras numerosos puestos ambulantes
con lo que es posible imaginar para un peatón rápidamente: comida, ungüentos,
paraguas, maletas, boleros, consumibles para computadoras hasta troles.
[8] Culiacán,
Tijuana o el DF. Localidades de México que la autora reconoce como de
escandalosos índices de imágenes violentas, muy poco suaves en las portadas de
periódicos que toman de ello su bandera. Supongo que hay otros similares. La
relación con los índices delictivos es relativa, mas ahí encuentras esas
publicaciones. El DF es el nombre oficial de la Ciudad de México. Distrito
Federal con estatus político distinto al de los estados en algunos rubros,
donde se instalan los poderes locales y federales de México.
[9] "Marta de
México". Debo aclarar que me refiero a la esposa del expresidente Vicente Fox,
en cuya administración gubernamental terminó la costumbre de seguir con las
mismas actividades de la llamada "primera dama", que así se le conoce a la
esposa del presidente, como presidenta del Sistema DIF, la institución
gubernamental federal organizada en una amplia red con representación en
estados y municipios (donde tambié de manera regular las "primeras damas"
atienden cada sede) más grande de asistencia social de México. Marta Sahagún no
usó tal nombramiento. En cambio fundó una asociación llamada Vamos México y de
ella se decía contaba con mucho apoyo económico paralelo o el obtenido más
fácilmente por su investidura en el poder político.
[10] La zona de Aker
Brigge es el punto de entrada o salida por mar de Cristianía, que recibió este
nombre en honor a Cristián IV, rey de Dinamarca y Noruega que la reconstruyó
después de haber sido destruida en el siglo 17 por un incendio. Esta misma
ciudad es conocida como Oslo desde 1925. De ahí salen botes y barcos. Algunos
son usados como transporte público para conectar a los pasajeros con la
península de Bygdøy, a la que se puede llegar también por tierra para ver
algunos museos y una colorida imagen de casas en los suburbios.