La pobreza
escondida en un país industrializado
por Silvia Bücher*
Una vez un
mexicano me dijo que Alemania era un país rico en donde no existía gente pobre.
Desde mi punto de vista, los turistas han estado ciegos. Se mueven en los
lugares del centro, con sus museos y lugares de interés. Nunca visitan otras
delegaciones en Berlín, en donde se puede ver que hay mendigos en la calle. En
ellas, la ropa de la gente es más pobre y los precios en las tiendas son mas
bajos que en los lugares de interés; además, la policía ha retirado a los
mendigos y a la gente sin residencia de los lugares de interés y los ha llevado
a lugares muy lejanos, de donde no puedan regresar. Pero ellos regresan porque
en el centro es en donde están la riqueza y el dinero.
Alemania es un país
que tiene un sistema económico de mercado libre y social, por lo tanto, “la
pobreza no existe” en él. Pero sí existe. Los pobres reciben asistencia social.
Cuando una familia tiene la mala suerte de que el papá y la mamá no tengan
trabajo, la autoridad del Estado la manda a una residencia especial para la
gente sin hogar que se llama “Obdachlosenwohnheim”, literalmente, “alojamiento
de la miseria”. Éste es el último escalafón de la sociedad en Alemania. Después
está solamente la calle. Pero aquí la relación familiar se destruiría. Por eso,
si la familia tiene suerte, recibirá un cuarto para todos los miembros de la
familia en un alojamiento de la miseria. Hoy hay muchas pobres y no hay
suficientes lugares para ellos. De modo que viven en la calle también. Así
mismo, la gente que recibe un alojamiento tiene miedo de decir en donde vive,
porque se trata de un lugar que es muy pobre. Por ejemplo, conozco un edificio
que tiene de 10 a 20 habitaciones en cada piso. Una familia puede vivir en una
sola habitación que mide de 15 a 25 m2. Ya que hay poco espacio en
estas habitaciones, muchas veces las familias pierden los muebles que cabían en
sus antiguos departamentos, tal vez de 2 a 4 recámaras. En cada piso hay una
cocina y un baño comunitarios. Para usar el agua caliente o la estufa
eléctrica, deben insertar monedas en una máquina.
Mucha gente vive
también con menos del salario mínimo indispensable. No sé cómo pueden pagar la
renta, la comida, los servicios, etc., pero lo logran. Aquí la brecha se abre
cada día más entre los ricos y los pobres. Cada día el número de pobres
aumenta. Los jóvenes tampoco tienen futuro. No encuentran trabajo de
practicantes y, sin embargo, sin formación no van a recibir un trabajo y,
claro, no pueden participar en la vida social de Alemania. Mucha gente piensa
que ellos son tontos que no quieren trabajar.
A final de
cuentas, creo que la vida en Alemania no es tan rica como le parece al resto
del mundo, porque la pobreza está escondida. Probablemente en 2 ó 3
generaciones la buena reputación que Alemania tiene ahora en el mundo vaya a
perderse, pues los jóvenes no reciben muchas posibilidades para construir su
vida hoy en día.
Estudiante alemana, Español V
CEPE-UNAM, México, D.F.
Fotografía: Marco Negrete