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Flores de Nieve, Centro de Enseñanza para Extranjeros UNAM
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Cuentos, poemas, creaciones |
El silencio
comunica palabras
por Ángeles Andonegui*
El silencio comunica palabras Escucho tu silencio y él me dice que el porvenir es sordo y mudo, las palabras que decimos no tienen el poder de cambiar lo que viene, a ti te espera una nueva vida con sol, mar y playa, a mí me aguarda un espacio de meditación. No puedo prometerte nada, porque tu silencio habla por ti, y aunque quisiera que en el instante que escribo estas palabras olvidara la escritura de tu nombre, sé que no podré, únicamente me queda decirte "buen viaje", "mucho éxito", olvida tus promesas, sé que mañana no te volveré a ver.
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Negación...
por Ángeles Andonegui*
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Plegarias iii
por Ángeles Andonegui*
Ella finalmente
llegó al lugar a donde había una bóveda de estrellas, miró el amanecer y
contempló una pequeña ciudad amurallada de cerros y de rocas, todos los caminos
estaban empedrados, la estructura de aquel sitio era como la de un “nacimiento
de Navidad”. Nada parecía sorprenderle, sólo reconocía en los otros la imagen
de una cultura y de una lengua que abraza con sus metáforas y sus raíces.
Ella comenzó a
construir su propio universo en el que ya no cabían los recuerdos del país de
arena; sonreía, a pesar del luto que llevaba por la muerte del amor; ese amor
era como un espejismo; un fantasma del desierto que quedó atrás… En el actual
lugar rodeado de piedras y con habitantes de lodo, que se deslavaban y
desenmascaraban con la lluvia, también tenían corazones que latían al ritmo de
la soca y los tambores; los bailes antillanos hechizaban a quienes los miraban
y los ojos africanos seducían y, en menos de un santiamén, daban muerte a
alguna esperanza de amor.
Ella escuchó la
voz de un danzante que le decía tener una obsesión y cuando ella preguntó cuál
era esa obsesión, un remolino se lanzó contra ella y aquello se volvió en una
furia incontenible; en una fuerza que arrastraba; en un dolor envuelto en
llamas, una pequeña flama quemó su corazón, no obstante luchó hasta que salió
herida, más las heridas sanan y vuelven fuerte al débil, y la vida se convierte
en un reto día con día… Con la arena, el lodo y la roca ella podría construir
una fortaleza alrededor del alma, porque todo reto trae sinsabores y ésta vez
no moriría por una danza que parecía de ensueño, por eso las plegarias no
terminan, entretejen historias y esas historias guardan muchos secretos del
corazón.
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* Profesora de Español
CEPE-Taxco, UNAM,
México, D.F.
angeles.andonegui@correo.unam.mx
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