Cuando los opuestos se atraen: creando una nueva identidad
Bárbara Wynn*
Era el último año de su carrera juntas en la universidad y sería un año agotador. Charlotte Mayumi Jenkins y Jaisri Khan todavía no habían hecho el examen de admisión para la escuela de medicina y estaban preparándose juntas para presentarlo, además de completar los exigentes cursos. Charlotte inició sus estudios en la universidad a mayor edad que sus compañeros. Junto con la ambición compartida de convertirse en médicas, ella y Jaisri descubrirían que tenían otras cosas en común y probablemente eso explica cómo se hicieron rápidamente amigas a pesar de la diferencia de edades.
Mientras estaba sentada en la clase de bioquímica, Charlotte escuchó al profesor que estaba dando una breve charla sobre los enlaces iónicos y covalentes entre los átomos y sus efectos en las interacciones correspondientes con las enzimas y las reacciones biológicas. Y antes de escribir sus apuntes sobre esta charla, hizo una pausa, miró y sonrió brevemente a su amiga Jaisri, que estaba sentada a su lado, y luego empezó a pensar sobre cómo había sido criada y cómo eso había afectado sus interacciones con los demás.
Los padres de Charlotte se casaron en la embajada de Estados Unidos en Tokio, Japón, en abril de 1966. Su papá se llama Jack, es afroamericano, extrovertido, franco y animado, perteneció al ejército de los Estados Unidos y fue asignado para trabajar en Japón. La mamá se llama Yukiko, era una campesina japonesa introvertida, callada y reservada que se había mudado a la ciudad y trabajaba como secretaria. Contra los consejos del jefe de Jack, la opinión del secretario militar del embajador de Estados Unidos en Japón y las protestas de los miembros de la familia de Yukiko, Jack y Yukiko decidieron casarse por lo civil. Y poco después, nació Charlotte Mayumi. Antes de un año, la nueva asignación de trabajo de Jack había trasladado a la familia a Alemania Occidental, donde nació la hermana de Charlotte, Catherine Tomiko. A pesar de haber estado casada durante varios años con un militar estadunidense, la madre de Charlotte no consiguió la ciudadanía automática de los Estado Unidos. Fue hasta 1972 que Yukiko se convirtió en ciudadana de ese país, naturalizada después de completar las clases de ciudadanía y de haber aprendido inglés.
Durante el largo tiempo que vivieron en varias partes del mundo y en los Estados Unidos, Charlotte, su hermana y sus padres experimentaron diferentes grados de racismo. Hubo un incidente cuando fueron a una playa para hacer un picnic. A medida que iban llegando, la gente se iba y les decía que esa playa no era el lugar para ellos y que deberían irse a otra parte. Después de comer su picnic en silencio, las niñas jugaron en las aguas poco profundas, un poco ajenas a los eventos que habían ocurrido mientras sus padres las observaban y las olas caían juguetonamente a través de las orillas arenosas.
Charlotte y su hermana asistieron a diferentes escuelas y sus compañeros les decían a menudo que su piel no era oscura ni negra para calificarlas como afroamericanas, y también que no tenían los ojos rasgados como los japoneses. Afortunadamente, Jack y Yukiko tenían amigos que también eran parejas interraciales e interculturales que habían conocido en los eventos de la base militar. A menudo, en el contexto de estas reuniones de las familias y de las actividades de intercambio entre padres e hijos, fue que sintieron que pertenecían a un grupo y que eran aceptados. Además, Jack solo aceptó las asignaciones de trabajo en lugares donde él y su familia podrían vivir con una discriminación mínima y ser aceptados más fácilmente.
El padre de Charlotte, Jack, les diría con frecuencia a ella y a su hermana: “No importa de qué color sea tu piel, siempre serás considerado negro si tienes ascendencia africana. Nunca olvides quién eres.” Charlotte había compartido este comentario con Jaisri. Jaisri respondió con asombro: “Mi padre dice lo mismo, excepto el final. Él dice: No importa de qué color sea tu piel, siempre serás considerado oscuro si eres musulmán.”
Los padres de Jaisri Khan se casaron en Toronto, Canadá, en abril de 1976. Su papá se llama Kareem Ali y era un renombrado cirujano de Pakistán. Su mamá se llama Meena y también era doctora, pero era de la India. Dos años después de casarse, a Kareem le ofrecieron un trabajo muy importante en los Estados Unidos, el cual aceptó. Tenían dos hijas, Jaisri y su hermana menor, Rani. Las dos niñas nacieron en los Estados Unidos de padres inmigrantes que finalmente se convertirían en ciudadanos de los Estados Unidos después de cinco años de vivir y trabajar allí.
Jaisri estaba comprometida con Franklin. Sintieron una atracción inmediata el uno por el otro, así como reconocimiento, aprecio y respeto por sus diferencias. Franklin era judío. Sus padres, sin embargo, provenían de diferentes religiones: su padre era judío y su madre católica. Así que Franklin conocía los desafíos potenciales que él y Jaisri encontrarían en una relación interracial, intercultural e interreligiosa. La madre de Jaisri, Meena, no tuvo el privilegio de una boda tradicional hindú, que normalmente se extiende durante varios días en rituales, ceremonias y celebraciones, porque se había casado con un musulmán. Jaisri quería que su boda representara ambas partes de su herencia, musulmana e hindú, y alentó a Franklin a incorporar sus tradiciones también.
Recordando su conversación anterior con Jaisri, Charlotte había pensado en la conversación de su padre en el contexto de su charla de bioquímica. Pensó que, en la química, los iones de carga opuesta se atraen entre sí de manera natural y tienden a formar enlaces fuertes. Estos enlaces forman la estructura por la cual puede ocurrir un enlace adicional, incluyendo un enlace covalente más débil que resulta de compartir electrones. En el contexto de la biología, estas reacciones de enlace requieren catalizadores, como las enzimas (usualmente proteínas pequeñas), que son necesarias para estimular el enlace de átomos y moléculas, ya sean iónicos o covalentes. Sin embargo, las enzimas son altamente específicas de su entorno para proporcionar acción o efectividad. Prosperan y mejoran la vinculación cuando su entorno lo favorece y mueren cuando el entorno es hostil o desfavorable. El resultado es la creación de nuevas entidades u organismos, cada uno con su propia identidad. Entonces, Charlotte pensó que no hay nada de malo en ser único porque creas tu propia identidad, que también incluye tu filiación. Luego le entregó una nota a Jaisri que decía: “¡Esta charla es sobre nuestras vidas!” Jaisri sonrió ampliamente y dijo en voz alta: “Tienes razón, son nuestras vidas!” El profesor respondió: “Me alegra que alguien esté prestando atención. Después de todo, de eso se trata la bioquímica… de la vida.”
Fuente de imagen: https://svgsilh.com/ff9800/image/654271.html1
*Estudiante estadunidense del Taller de Crónica Literaria
CEPE-CU, UNAM, Ciudad de México
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