Semana Santa en el D.F
Frederik M. Spiegelhalder*
¿Quien quiere quedarse en la ciudad durante la semana santa? ¡Nadie! -porque todo el mundo se va a Oaxaca o a Cancún, para disfrutar unos días en la playa-. Arena, mar y sol -todo lo necesario para tener unas vacaciones maravillosas-.
Pero los precios en semana santa son muy altos y las playas están llenas de gente. Además, la Ciudad de México está vacía. Nada de tráfico, mucho menos contaminación y todo está tranquilo. Es mejor quedarse en la ciudad para aprovechar la quietud.
Me desperté a las ocho de la mañana. "¿Qué día es hoy? ¿Domingo, sábado?" No, era lunes, pero si no tienes que levantarte para ir a la escuela, cada día parece igual. "No hay prisa, mejor si nos dormimos unas horas más..." Un día entero en la cama, todo un lujo, justo lo que deseaba hacer cada vez que tenía que levantarme en la mañana las semanas pasadas.
Pero las compras no se hacen solas; el martes tuve que salir de la casa. Ese día hay un mercado en la esquina. Mangos, plátanos, uvas, piñas, fresas y manzanas tan gran