El amor de mis padres
Xiang Jun*
No hay nadie que me ame más que mis padres en todo el mundo. Me trajeron a este mundo y me cuidaron durante mi crecimiento. Cuando era pequeña, no entendía su arduo trabajo y siempre les mostraba mi peor temperamento. Al contrario, ellos eran siempre desinteresados, cariñosos y dedicados.
Eran estrictos conmigo: no me permitían comer comida chatarra y tenía toque de queda a las nueve de la noche, así que siempre tenía que regresar temprano a casa. Odiaba las reglas con todo mi corazón. Con el paso del tiempo (y me estoy haciendo mayor) comencé a entender desde el otro lado. Solo intentaron protegerme y desearme salud y seguridad. Todavía recuerdo que mi mamá cocinaba diariamente. Y en el último año de la escuela secundaria, mi padre me recogía todos los días de mi clase nocturna a las diez y media.
Es verdad que no fueron padres perfectos; era su primera vez como padres. Ellos me dieron el valor para enfrentar las dificultades, y mi corazón se llena de fuerza y calidez cada vez que pienso en ellos. Tampoco soy una hija perfecta . No pasaba tanto tiempo con ellos y no podía expresarles mi agradecimiento, amor y respeto con frecuencia.
El amor de la familia es incondicional. Mis padres siempre me han dado lo mejor. Les quiero agradecer sinceramente por todo lo que han hecho por mí: por mi crianza, cuidado y educación.
Imagen de la autora
*Estudiante de China del curso Español 3
Profesora: Julieta Bueno
CEPE-Polanco, UNAM, Ciudad de México
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