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Mi semestre en Francia

Sonya Morson*

Cuando elegí mi especialización en la universidad, elegí un programa de biología internacional trilingüe porque con esto tendría oportunidades de hacer muchas cosas diferentes que me interesan. Entonces, además de tomar cursos en inglés, francés y español, necesitaba hacer un intercambio internacional en mi tercer año. Por eso elegí un país francófono, pues el francés es uno de mis idiomas maternos y podría tomar cursos de biología en francés, pero no estaba lista para los cursos de biología en español. Después de investigar en todas las universidades con las que Glendon tiene un acuerdo para los estudiantes que quieran hacer un intercambio (y quería estar en una ciudad donde hiciera más calor que en Canadá en invierno), elegí una universidad en Niza, al sur de Francia. Antes de este viaje nunca había ido a Europa (y nunca había vivido sola) y estaba muy emocionada de tener esta nueva experiencia.

Como Francia tiene un sistema educativo diferente a nuestro sistema en Canadá, a veces era un poco difícil (todavía espero mis calificaciones finales), pero me encantaba estar en un nuevo país con una nueva cultura. Entonces el verano antes de mi viaje, en enero, empecé el proceso burocrático. Necesitaba hablar con el departamento de intercambio y con el departamento de biología de mi universidad en Canadá, con la universidad en Francia y luego con la oficina de las visas de Francia (y tuve muchas citas con esta oficina en diciembre). Fue un proceso muy lento y un poco frustrante, pero valió la pena cuando llegué a Francia.

Vivía en un departamento compartido con dos compañeras de piso cerca de mi universidad y había un gran jardín botánico en el campus en el que pasaba mis almuerzos con unas amigas francesas, quienes tomaban las mismas clases que yo. También conocí a mucha gente de varios países que estudiaba también en Niza. Había una gran comunidad de estudiantes extranjeros con los que hacía muchas actividades y aventuras. En esta comunidad ¡encontré a uno de mis mejores amigos de mi vida y juntos disfrutamos mucho! Como Niza está cerca del Mediterráneo y de las montañas, fuimos a la playa muchas veces y nadábamos o hablábamos allí juntos en las tardes o hacíamos caminatas en las montañas los fines de semana.

Además, mis abuelos paternos vienen del norte de Italia, por lo que tengo todavía muchos parientes en este país, y Francia está mucho más cerca de Italia que Canadá. Entonces visité a mis primos, tíos y tíos abuelos y vi el lugar donde crecieron mis abuelos. Fue muy especial esta visita, hablar con la familia otra vez, intercambiar historias o conocer algunos parientes por primera vez y reconectar con mis orígenes culturales.

Ya que Niza está cerca de muchos otros lugares, fui unos días a Porto, en Portugal, cuando tuve una semana de descanso. Además, los fines de semana hacía muchas aventuras en pueblos a lo largo de la Costa Azul.

Fue una experiencia inolvidable y mejoró mi vida. Si pueden hacer un intercambio, ¡háganlo!

Imagen de la autora

*Estudiante de Canadá del curso Español Intermedio

Profesor: Jorge Salinas

Universidad de Glendon York, Canadá / CEPE-Taxco, UNAM, México


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