El Baño Equivocado

Henry Arredondo*

Durante el tiempo en el que estaba yo sin pareja, me gustaba salir con mis amigos a jugar básquetbol. Es el deporte que me gusta más que cualquier otro deporte. También me gusta el fútbol americano, pero sigo enamorado del básquetbol.

En una ocasión que me junté con mis amigos, quedamos que íbamos a ir a un baile. Ellos sabían muy bien que no me gustaba ir a tales lugares. Después de pensarlo varias veces, al final decidí acompañarlos.

Después de llegar al baile me entró la necesidad de ir al baño, ya que las bebidas estaban muy ricas. Al apurarme al baño, entré rapidísimo y me llamó la atención que había varios asientos con puertas y ningún urinario. Después de que acabé de lavarme las manos se me hizo raro de nuevo que no hubiera ningún urinario. Me quedé pensando por un momento: ¿Será posible que haya entrado al baño de las damas? Salí muy pronto por la puerta. ¡Qué horror cuando vi a un montón de damas con una mirada de coraje!

En ese momento quise esconderme detrás de una pared, porque sentí que mi cara se puso ardiente. Luego los trabajadores me dijeron que no podía seguir en el baile y me encaminaron a la puerta. Mis amigos casi se mojaron los pantalones de risa. Yo les dije que no quería ir al baile y resultó que tenía razón.

*Estudiante estadounidense de Español 5.
UNAM-San Antonio, Texas, EUA.

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