Pasear en el Centro del D.F. es siempre, para mí, una experiencia de
vida o una motivación para hacerme preguntas. Me parece que se puede encontrar
en la gente, en
sus caras, en los rincones que casualmente vas a descubrir y en lo que te
sugieren, algo que pueda hacerme entender más de esta cultura y también de la
mía y de mí mismo.
Esta vez, la tercera y la más larga que he estado aquí a México, es como
si el choque entre mi cultura y la mexicana me llevara a hacer salir algo de
más ancestral en mí. Es chistoso mirar esto, porque mi lectura de la cultura
mexicana (que en mi opinión es sincrética en su más profunda naturaleza) fue
para mí siempre totalmente entusiasta y nunca combatida. Además, puedo sin duda
decir ahora que mi naturaleza cultural básica es claramente de matriz
cristiano-occidental; lo siento mucho y a
veces demasiado, en mi alma escéptica.
Esto lo descubrí en mí mismo en estos días pasados, con mucha sorpresa,
tengo que decir. Jesús es un viejo que vende tonterías en la Alameda Central; lo
conocí un día de paseo casual, indeciso si mirar otra vez el mural de Diego
Rivera que me obsesiona, también yo como los personajes del mural buscando mis
sueños, buscando algo con los ojos en las cosas y los colores del pequeño
mercado, de verdad bastante turístico. Jesús tiene, entre un montón de otras
medallas y símbolos, La Santa Muerte, La Virgencita, Estrellas de cinco puntas,
una pequeña mano de Fátima que me gustó para
mi hija. Solo diez pesitos, me dice Jesús con su cara india y llena de
sabiduría, puede estar llena solo
de historia, sol y fatiga. También le va a servir esto, y me pone
en mi mano una pequeña medalla, sacándola da un montón de otras que tiene en su
mano. Estoy sin palabras: es la misma imagen, más grande y clara, que encontré
en la calle diez días antes. Una pequeña pulsera de bolillas rojas y medallitas
de metal sin valor, recogida en la calle y cuasi olvidada. Esto le
va a servir si tiene problemas o alguien que tiene enfermedades. San
Benito, exorcista. No entiendo, Jesús, disculpe: usted aquí tiene todas las fes
y todos los símbolos, ¿en qué se tiene que creer,
entonces? Cada cosa tiene su precio aquí. Diez pesos le vale, diez pesos le cuesta……Diez
pesitos solamente. Un precio muy barato para una medallita y un
encuentro casual con el alma misma, o con un sueño, en la Alameda Central.
*Estudiante
italiano de Intermedio 1
CEPE – Polanco, UNAM, México, D.F.
Foto: http://www.nwitimes.com/news/local/lake/munster/cast-of-thousands-contributes-to-jesus-of-nazareth-production-at/article_451394b3-1881-5103-9dd2-10582dcd7d83.html