El bilingüismo en Canadá
Denise Audet-Gravel*
Foto: www.canadaenespanol.com |
Introducción
Aunque Canadá sea un gran país favorecido por sus riquezas minerales, sus vastas llanuras y sus largas costas marinas, su verdadera identidad viene del hecho de que tiene dos pueblos fundadores, dos lenguas, dos culturas, sin hablar de la presencia de los aborígenes que poblaban el territorio antes de la venida de los europeos y que desean también ser reconocidos como parte importante de la historia del país. De estas naciones de origen europeo, la francesa, aunque sea minoritaria en número, no se queda silenciosa y los francófonos trabajan sin descanso en cuidar que su lengua y su cultura se conserven vivas y con salud. En el texto que sigue, vamos a echar una ojeada a la historia de los pueblos fundadores venidos de Europa y observar, a través de los siglos, sus esfuerzos por tratar de vivir juntos y en armonía, aunque no sea fácil conciliar dos culturas y dos lenguas tan únicas y tan fuertes.
Los exploradores franceses
Sabemos que el continente americano fue oficialmente descubierto por Cristóbal Colón en 1492. En 1534, el francés Jacques Cartier vino a esta tierra situada al norte del nuevo continente y llamó a este país Canadá. En 1603, el francés Samuel de Champlain vino y, al año siguiente, fundó la Acadia. En 1608, fundó la ciudad de Québec. Los primeros tiempos de la colonia fueron ocupados en construir el país y protegerse contra los indígenas. Estos últimos se constituían en diferentes naciones, en guerra las unas contra las otras. Mientras unos se aliaron a los franceses, otros les hicieron una guerra terrible a estos europeos recientemente venidos para ocupar sus tierras.
La llegada de los Ingleses
Más de ciento cincuenta años después de su venida, los franceses tuvieron que defenderse contra Inglaterra que deseaba tomar posesión del nuevo país, de sus tierras fértiles y de sus riquezas. En 1755, los ingleses sometieron a la Acadia y deportaron a su gente a diferentes partes de los Estados Unidos, a Louisiana principalmente. Este suceso es conocido como la Deportación de los Acadienses. Cuatro años después, en 1759, ocurrió la famosa batalla de las Llanuras de Abraham en la ciudad de Québec, donde los generales Wolfe y Montcalm se enfrentaron y escribieron una nueva página de la historia del país con la derrota de los canadienses franceses y el triunfo de los ingleses. Esta nueva situación fue confirmada por el Tratado de París, concluido en la ciudad francesa en 1763, que confirmaba el tratado de paz definitivo y la alianza entre Inglaterra, Francia y España.
A pesar de que el Tratado de París aseguraba que los canadienses franceses continuarían viviendo con respeto a su lengua y a su cultura, en realidad siempre han tenido que defender sus valores, su cultura y su lengua frente al imperio de los ingleses.
Los esfuerzos recientes
A pesar de que el Primer Ministro del país, Pierre Elliot Trudeau, tercer primer ministro de origen francófono en la historia del país, fuera francófono y quebequense, se oponía a un Québec de lengua única. Cuando accedió al poder en 1968, se apresuró a promover la Ley sobre el Bilingüismo, pensando en calmar a los quebequenses. Esta ley aseguraba que cada canadiense fuera atendido en la lengua de su elección, el francés o el inglés, las dos lenguas oficiales del país, cuando tratara con el gobierno federal. Al contrario de lo esperado, provocó un gran descontento en el Canadá de los anglófonos, así como en la provincia de Québec. Robert Bourassa, Primer Ministro de la provincia de Québec a principios de los años setenta, trató de corregir el rumbo el 31 de Julio de 1974, cuando pasó la controvertida ley 22 que oficializaba el francés como lengua de la provincia de Québec. Tres años después, René Lévesque, que sucedió a Robert Bourassa, promulgó la ley 101, en la que se exigía que los carteles publicitarios al frente de los almacenes estuvieran escritos en francés en la provincia de Québec. Hasta aquel momento, la mayoría de los carteles publicitarios usaban el inglés como lengua para identificar los comercios.
Conclusión
Por muchos esfuerzos que hayan hecho los gobernantes para unificar al país en cuanto a sus lenguas habladas, el problema de la lengua todavía existe. Aún podemos observar ciertas fricciones entre los de habla francesa y los de habla inglesa, tanto en las provincias de lengua inglesa como en Québec. Por otra parte, gracias a la ley sobre el bilingüismo de Pierre Elliot Trudeau, es impresionante observar que muchos estudiantes de habla inglesa, aunque viven en regiones del país tradicionalmente anglófonas, aprenden el francés en su escuela y usan la lengua de Molière de manera muy apropiada. Pienso que, en el futuro, será necesario no solamente dominar las dos lenguas oficiales del país, sino también una tercera lengua. Sería lógico pensar en la lengua española, a causa de que el libre intercambio entre las Américas se desarrolla más y más. Pero en el oeste del país, debido a su situación geográfica a la orilla del océano Pacífico, Columbia Británica acoge a muchos inmigrantes chinos y la lengua china se desarrolla mucho más que el francés en la provincia más alejada del país.¿Podría ser finalmente el chino la tercera lengua aprendida por la población de Canadá?
*Estudiante de español, UNAM-ESECA, Canadá
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