¡Con cuidado!
Joao Goebel*
Antes de llegar a la Ciudad de México les había preguntado a algunos chicanos sobre la ciudad. La respuesta siempre incluía “¡con cuidado!”. Un amigo la describió como si fuera una ciudad de los Estados Unidos donde se puede encontrar de todo, incluyendo muchas tiendas estadounidenses, pero que yo necesitaba tener cuidado. Otro dijo: “no camines solo en la noche, la ciudad es segura, pero ‘¡con cuidado!’”. Un amigo de mi esposo hacía bromas y riendo insinuaba que yo no podría sobrevivir en la Ciudad de México. “¡Con cuidado!”, dijo otro amigo de mi esposo. En consecuencia, antes de que yo viniera a esta ciudad, ya me había sentido inseguro de haber elegido vivir aquí.
Como la Ciudad de México “no es tan segura”, compré un boleto de avión para llegar durante el día. Más específicamente, llegaría a las dos de la tarde. Ansioso por tantos mensajes de “¡con cuidado!”, busqué en internet cuál sería el mejor medio de transporte para ir del aeropuerto al barrio donde iba a vivir. Muchas personas advirtieron que no se recomienda tomar un taxi en la calle y otras dijeron que Uber en México es seguro, pero no puede entrar al aeropuerto para recoger personas. La mejor opción era tomar un taxi dentro del aeropuerto, porque está regulado.
Yo creí que todo sería perfecto. Ya me había preparado “¡con cuidado!”, y todo estaba planeado. Llegué al aeropuerto de León, Guanajuato, a las nueve de la mañana, pero luego, después de hacer mi check-in, me di cuenta de que el vuelo estaba retrasado por una hora. Pensé que todo iba a estar bien, hasta que el vuelo se retrasó más de siete horas. Lo horrible de esta situación es que llegaría a CDMX demasiado tarde.
Finalmente, cuando llegué a la Ciudad de México, ya había anochecido. Tenía mucho miedo de que algo malo pudiera pasar. Cuando buscaba información sobre medios de transportes, muchas personas advertían sobre el peligro de tomar un taxi en la noche. “¡Con cuidado!”, “¡con cuidado!”, “¡con cuidado!” —yo pensaba—. Solamente quería llegar a mi Airbnb seguro y “¡con cuidado!”. Cansado después de un día muy estresante, dormí, pensando en la mañana siguiente, con la esperanza de un mejor día donde pudiera explorar mi nuevo vecindario.
Al día siguiente, cuando me desperté, “¡con cuidado!” abrí los ojos y pensé que todo había sido una pesadilla. Sobreviví mi primera noche en la “peligrosa” Ciudad de México. Después de desayunar, emocionado, salí de casa a explorar mi nuevo barrio. Caminé 10 minutos y ya había llegado a la UNAM. Luego encontré un Wal-Mart muy cerca de la universidad y me sentí en casa, porque en los Estados Unidos hay muchos en todas partes. En seguida regresé, porque quería ir de compras al supermercado enfrente de mi casa —City Market —. Ya había explorado fotos del supermarket y es muy similar a un Whole Foods en Estados Unidos. ¡Otra vez me sentí en casa!
En el supermercado, noté que las personas usan bolsas que compran ahí para sus vegetales y también para llevar a casa. Nadie usa bolsas de plástico. Además, observé que es costumbre dar una propina al empacador. No hacemos ninguna de esas dos cosas en Estados Unidos. Damos propinas en muchos lugares, pero no en el supermercado. Desafortunadamente, usamos muchas bolsas de plástico en todas partes. A mí me gusta la iniciativa de no poder usar bolsas de plástico en México. Otras cosas interesantes que noté en uno de los supermercados es que las personas ponen sus carritos de supermercado de lado y afuera del área de las frutas y vegetales y forman una fila de carritos. ¡Es casi cómico!
Finalmente, la última cosa que noté fue que, en la avenida San Jerónimo, hay mucho ruido por la cantidad de coches, autobuses y motocicletas. El tráfico aquí es muy pesado, pero muy similar al de Brasil. ¡Me sentí en casa! Lo más interesante es que cuando pregunté a los mexicanos sobre la Ciudad de México, todos afirmaron que el tránsito es la peor cosa de esta ciudad. Nadie habló de “¡con cuidado!”. No creo que la razón sea porque no les importa su propia seguridad o que no haya problemas de violencia en México, pero sabemos que en todas las megaciudades tenemos que actuar con sensatez. Aunque los chicanos hicieron mucho ruido, yo me siento seguro y feliz de estar aquí en la Ciudad de México.
*Estudiante de Estados Unidos-Brasil del Taller de crónica literaria
CEPE-CU, UNAM, Ciudad de México
Profesor: Eliff Lara
Imagen: freepik.es (juicy_fish)
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