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De gala se vistió la
clase que imparte el maestro Chavero;
recibimos la visita de una mujer mazahua,
físicamente pequeña y de espíritu gigante,
nos mostró toda su fuerza, su amor y respeto a la tierra,
a la comunidad, a la familia.
Cierta estoy que
representas a todos los de tu etnia,
orgullosa de tu estirpe.
¡Cuántas veces te vi
sin verte!,
¡cuántas otras, displicente, te ignoré!
Perdóname, yo no
sabía de tu vida y sufrimientos,
de tu aguerrida lucha tenaz y sobrehumana
a contracorriente,
¡Perdón, no te conocía!
Pero tú me has enseñado lo que es vivir desplazada,
deseando conservar tus costumbres, tu lengua,
tu vestido, tu trabajo. ¡No los pierdas!
Enriqueces y engrandeces nuestra patria.
¡Te presento mis
respetos y mi gran admiración
Por tu pueblo, por tu gente!
¡GRACIAS! |