Una
vez mis padres me acompañaron a tomar el tren en la estación de Lyon en Paris.
Estábamos
al nivel de la Torre Eiffel, cuando de repente apareció un policía que empezó a
desviar los coches por otra dirección, así que el camino que queríamos tomar
estaba cerrado por razones desconocidas.
Estábamos a punto de perder mi tren. Mi padrastro entendió perfectamente la situación y
se puso a manejar por el mejor camino alternativo en las calles de Paris. Había
mucho tráfico, pero por rutas secretas logró depositarme en el sótano de la
estación.
Tenía
yo unos 5 minutos nada más para llegar al tren. Me eché a correr con mi
equipaje y mis tacones. Crucé toda la estación corriendo, empujando a la gente,
y llegué al tren al final de mis fuerzas. Las puertas se cerraron literalmente
detrás de mí. ¡Me tomó más de 30 minutos recuperarme de mi carrera! Nunca había
corrido tan rápido en mi vida, y espero que nunca jamás lo tenga que hacer.
Fuente de imagen: http://es.wikipedia.org/wiki/Estaci%C3%B3n_de_Par%C3%ADs-Lyon
*Estudiante
francesa de Español, Intermedio 1
CEPE-CU, UNAM, México, D.F.
Juliet Johnson comenta:
Acabo de
leer tu escrito de cuando te echaste a correr. Qué suerte que hayas llegado a
tiempo para tomar el tren. Me impresionó mucho que pudieras correr en tacones.
¡Qué habilidad para correr! ¿Crees que tengas más talentos ocultos? ¡Me gustó
mucho este cuento, hasta me eché a reír!