Sociedades en transformación |
Panorama de la vida haitianaBella Marna Pierre Paul* |
Haití se baña
en el mar de las Antillas. Se sitúa precisamente a 72°25΄ de longitud
oeste y a 19° 00΄ de latitud norte. Esta península de 27.759 km² es
llamada por sus hijos con nombres exóticos para expresar cariño o testimoniar
su valor como "Haïti chérie"
(Haití querida) o "Ayiti toma (zo)".h La vida allí está compuesta, como en todo lugar, tanto
de lo que es malo como de lo que es bueno. Pero tiene su carácter particular,
propio, que puede llamar la atención para quien sabe observar, lo que lo hace
único. De hecho, a través de su difícil cotidianidad, el pueblo haitiano se
revela muy extraño y lleva en su seno una cultura rica. La primera República Negra del mundo, en sus primeros
años, ha conocido la gloria y la riqueza; ha sido llamada "Perle des Antilles" (Perla de las Antillas). Pero a través de los
siglos, en la evolución de su historia política, social y económica, ha venido
decayendo. En estos días hablan de este país como uno de los más pobres del
mundo (¡qué raro!). Es la primera información con la que la gente cuenta. En realidad la situación, sobre todo, la política de
Haití es muy triste. A partir de algunas investigaciones, se sabe que la
mayoría del pueblo vive con menos de un dólar americano por día, el PIB del
país es catastrófico y finalmente para haber sido independiente, como una
ironía, actualmente es casi totalmente dependiente de los Estados Unidos. Sin embargo, detrás de este panorama oscurísimo, en el
mismo lugar, cabe otra realidad. En efecto, el haitiano vive de manera opuesta
a su vida miserable. Si usted es extranjero y viene por primera vez a Haití, lo
que va a sorprenderle, en primer lugar, es la alegría de vivir de la gente.
Desde el primer momento nuestra alegría va a comunicarle, por cierto, un calor
de bienvenida. La hospitalidad es parte de nosotros. Además de su manera de aceptar a otros, los habitantes
manifiestan esta característica diariamente. Tan sólo por su vigor, cuando está
hablando, el haitiano habla fuerte, grita a sus amigos en la calle o ríe
directamente desde el fondo de su corazón. En todas sus actividades se acompaña con una canción.
En los periodos de "kòve"[1], puede escuchar la voz grave de los hombres llenar el
aire con los himnos que crean ellos mismos al trabajar; en los ríos donde van a
lavar la ropa, las mujeres parecen sacar su fuerza tarareando o la sirvienta
limpiando la casa. Cantar para los haitianos es como pensar; su gusto por la
música es tal que esperan cualquier ocasión para bailar el "compas", el "troubadou", el "rasin" etcétera., los diferentes ritmos
musicales de Haití. A través de su cotidiano alegre aparece una inocencia
que jamás se va. Dos ejemplos para ilustrar esto son la salud y su manera de
llamar a Dios. De hecho, cuando preguntan a un haitiano ¿qué tal? va a
contestar: "pas pire" ("no tan mal", "no peor"), pero
jamás dirá "bien o mal" aun cuando todo esté mal o bien. Para nombrar a Dios en lengua créole (nativa de Haití) se dice "Bondye",
traducido como "Buen Dios" y, como los haitianos siempre dicen que Dios es
bueno, para expresar el optimismo por el porvenir dicen que "el Dios de Haití
es doblemente bueno". Otra manera por la cual aparece la sensatez popular es
también a través de los proverbios populares: "pa danse sou danse sou de pye
kote yap danse sou youn
pye"[2], para pedir la discreción a los jóvenes; para
predicar la prevención, uno de los más usados es:"bab kamarad ou pran dife met
pa ou a la tranp"[3] . En fin, lo que es cierto es la imaginación de este
pueblo. Para todo tiene una explicación, para explicar una enfermedad hablan
del "Lougawou[4]" que se come a los niños. Es probablemente de este
carácter creativo del que nace su cultura artística. Lengua, arte y religión
Para hablar de la cultura haitiana vamos a considerar
tres puntos: la lengua, el arte y la religión. Haití tiene dos lenguas que se usan al mismo tiempo.
El criollo, "créole",
es la lengua materna que es hablada por todos los haitianos, aunque el francés,
que es oficial, lo hablan todas las personas que fueron a la escuela. Todos los
días hay un tipo de juego que se hace entre las dos. Así, el haitiano es como
un neólogo que inventa palabras y va a encontrar una definitiva que va a
quedarse. Por ejemplo, si una persona ha matado a un niño, el hecho de matarlo
será llamado por el nombre del asesino. Un aspecto muy fuerte en Haití es el arte;
probablemente la miseria nos haga más sensibles. Casi todos son artistas y
producen libros, como el autor Garry Victor, que describe la realidad de Haití a través del
humor. El papel modelado es un gran medio, sobre todo en el
sureste, para hacer máscaras para los carnavales o para decorar las casas. Se
trabajan también la madera y los fierros para la escultura. La música de Haití es el "compas" que se divide en diferentes tipos. Generalmente suave y
sensual, se baila en pareja y muy cerca los cuerpos. También la pintura es una
de las más importantes manifestaciones en Haití, así como el turismo es fundamental
para la economía del país. Los haitianos son muy religiosos. Esto se traduce en
el hecho de que es como una falta si no se dice "si Dios quiere" hablando del
porvenir. Sin embargo, encontramos muchos tipos de manifestaciones religiosas,
como el catolicismo, el protestantismo y el vudú. De estas tres se ha formado
un sincretismo. Desde el periodo colonialista, los esclavos escondían, atrás de
cada santo, a sus dioses del vudú; es la razón por la cual casi todos los
haitianos se dicen católicos. De hecho, no se puede hablar de Haití sin hablar
del vudú. Al contrario de lo que piensan muchos, no son una secta caníbal, pero
sí oculta. Así, en Haití se vive una vida alegre que cada día se
manifiesta a través de su cultura, arte y religión en oposición a la vida dura.
Por último, podemos decir que todo esto hace de la vida haitiana, una vida
única. *Estudiante de Haití de Español
Básico 4 CEPE-Taxco,
UNAM, México |
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