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El día de muertos en México*

Emma Jiménez Llamas

La muerte ha quedado plasmada en México en las artesanías, en los grabados de Posada, en los murales de Diego Rivera. Se recuerda y se festeja en ritos, bailes y corridos.

Los hombres del México antiguo dejaron muchos testimonios del culto a la muerte: un precioso cráneo de durísimo cristal de roca, la Cloatique, diosa de tierra y vida con adornos y máscaras de muerte, los códices, los templos, las tumbas, los juegos de pelota y las ofrendas colectivas de cerámica.También en leyendas como la náhuatl de los soles, en donde un dios muere para que el hombre nazca.

Al parecer, el culto a los muertos surge vinculado a los ritos de la fertilidad en la agricultura. En los antiguos mexicanos, los ritos y ofrendas tenían la función de unir y mantener la estructura social. Los hombres temían más a la vida incierta que a la muerte.

Durante la época de la Colonia se incorporaron muchos elementos católicos al culto a los muertos. El rito se concentra entonces en los días uno y dos de noviembre. Se va formando una costumbre híbrida que dejó de ser la concepción antigua del Mictlán o la muerte maya, pero tampoco era la muerte española. Así, junto al Cristo y el Juan Tenorio aparecen las calaveras de azúcar; estas calaveras de azúcar al parecer se refieren a los cráneos que pendían en el templo mayor de Tenochtitlan.

Hoy día hay quienes celebran a los difuntos sólo por tradición o por solidaridad, pero hay también quienes lo hacen por sentir comunión con los difuntos.

A los muertos se les prepara una ofrenda, que puede ser personal, familiar o comunitaria. Se prepara en los templos, las casas o las tumbas y se riega de flores el camino para que los difuntos lleguen hasta la ofrenda. También se da el caso de alumbrar con velas el camino.

Se acostumbra adornar la ofrenda con velas, flores, alimentos y bebidas, todo aquello que le gustaba al muerto.

Son comunes en las ofrendas las calaveras de azúcar y los panes de muertos. También se pone sal, que preserva de la corrupción, y agua, la cual mezclada con la sal es símbolo de pureza e inocencia, agua bendita. Se usa incienso para purificar y perfumar el ambiente.

La flor de muerto tradicional es el cempasúchitl; también se ponen flores moradas del "amor seco", nubes y otras flores blancas.

La muerte se toma también como pretexto para burlarse de ella, divertirse, hacer chistes de vivos y muertos. Se le llama de diferentes maneras: la Catrina, la Calaca, la Pelona.

La fiesta de muertos es ocasión para burlarse en verso de las figuras famosas, de los políticos, de los malos hábitos o de las acciones injustas. A estos versos se le llaman "calaveras".

Se escriben "calaveras" dedicadas a conocidos, amigos y parientes, donde se juega con la idea de que el vivo está muerto y se le dedican versos con los que se identifican en forma chusca sus conductas, hábitos o acciones características. Escribir "calaveras" se ha convertido en toda una tradición.

La celebración del Día de Muertos se sigue extendiendo, pero también se ve amenazada por la industrialización, que en su desarrollo a veces no incorpora los procesos artesanales y las costumbres antiguas.

* Parte de la información fue tomada de la obra de Paul Westheim, La calavera, SEP-FCE, Colección Lecturas mexicanas No. 91, México, 1985.