Sofía Salinas, mi compañera aquí en Taxco, me da información sobre su primera vista a Michoacán. Cuando tenía cinco años, su abuela ya le había hablado por teléfono para decirle que necesitaba ir a visitarla. Ella no se acordaba mucho del lugar ni de su familia. Le pidió a su padre si podía ahorrar dinero para visitar a su abuela cuando tuviera diecinueve años. Él estuvo de acuerdo con esa idea y el año pasado se fue a Michoacán sola.

Sofía no había visto a su familia desde que tenía cinco años, pero cuando estaba en al aeropuerto empezó a recordar sus caras y el lugar. Su primo Beto, su tío Leobardo y su tía Meyoa estaban esperándola y cuando la vieron , empezaron a llorar y estaban muy emocionados. Cuando Sofía regresó a la casa de su familia, empezó a recordar las calles de Michoacán y algunos lugares. El mismo día que regresó, conoció a cuarenta personas de su familia que nunca había visto antes de ese momento. Ella me dijo que había estado contenta y no sentía preocupación por nada. Encontró a su primo, que tenía una moto, así que anduvieron en ella por toda la ciudad. Pasó un mes y llegó el momento de decir “adiós”. Sofía tuvo que despedirse de cada persona y no podía parar de llorar. Este fue un viaje muy importante para ella: va a regresar a Michoacán después de terminar el curso en Taxco.

*Estudiante estadounidense de Español Intermedio 1

CEPE Taxco

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